A mi amiga Annemarie, mi pequeña cabellos de fuego:
No me siento bien, no tengo ganas de estar donde estoy, solo desearía salir volando dentro de un termostático y no volver hasta que el día de hoy termine, o hasta que pongan un puesto de suspiros, o al menos hasta que vuelva a sentir que nada está perdido. Sin embargo no sé si perder sea ganar la batalla que no enfrentan los débiles, los que se convencen con mirar hacia los caminos torpes, que no sirven siquiera de consuelo. Hoy me pongo a pensar en lo sublime y la nostalgia me invade; me gustará ser invisible por un segundo y buscar lo que tal vez perdí en un minuto, pero que no supe recuperar ni tan solo en un cuarto de hora. Entonces: ¿merezco estar donde estoy o nunca estoy donde debo estar?
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